domingo, 12 de febrero de 2012

CAPÍTULO X: RENCORES

Diana se despertó con el suave pitido que emitió su ordenador. Abrió lentamente los ojos, se incorporó y bostezó con cansancio. Miró a su alrededor: estaba en la cocina. Extrañada, palpó lo que creía que era su cama, pero sólo encontró una gruesa manta nórdica, y debajo el frío y duro suelo. Recordó que Ruth dormía en su cama. Suspiró para sí. Su ordenador volvió a emitir otro pitido. Se dio cuenta de que se había dejado el chat encendido la noche anterior. Frotándose un ojo, se levantó, se colocó bien el ceñido pijama y miró la hora en las esquina de la pantalla. ''06:41'', rezaba el mini reloj digital. Abrió la ventana de conversación que la llamaba con tanta urgencia, y se le congeló la sangre en las venas al leer los dos mensajes escritos de Desconocido12345 para ella. Cerró rápidamente la conversación e intentó calmarse. Una vez lo consiguió, abrió una ventana de conversación con MarcBomba, que en esos momentos estaba desconectado, y mientras esperaba se preparó una gran taza de café y mordisqueó las galletas que sobraron la noche anterior. Preparó una taza de colacao caliente y la dejó en la mesa para Ruth. Se apresuró a levantar a su hermana, que remoloneó un rato más entre las mantas pero por fin se levantó.
Mientras bebía el cacao, observó a Diana teclear con un solo brazo y beber a sorbos su enorme taza de café.
MarcBomba: buenos dias, has llegado antes que yo
Diana1000: si, he ganado, xD
MarcBomba: xD, que tal has dormido?
Diana1000: no muy bien, he tenido pesadillas, y tu?

MarcBomba: ups, lo siento. Yo bien, pero antes de poder llegar a soñar mi madre me metio dos tazas de te en el cuerpo xD
Diana1000: jajajajaja tu madre es genial, como se llama?
MarcBomba: María. Y la tuya?
Diana1000: Raquel. Y que hay de tu padre?
MarcBomba: se llama Damián. Mi hermano es calcado a el. Tu tienes padre?
Diana1000: ...no estoy segura
MarcBomba: y eso?
Diana1000: paso algo...y no volvi a verle
MarcBomba: que paso?
Diana1000: no me gusta hablar de mi
MarcBomba: por que?
Diana1000: podemos dejarlo?
MarcBomba: ok
Diana1000: lo siento, no me gusta esta conversacion
MarcBomba: he dicho algo malo?
Diana1000: ya hablaremos
Diana1000 ha salido de la sala
MarcBomba: te has enfadado?

Marc suspiró y cerró el chat. Estúpido, se dijo, doy estúpido, mi curiosidad y yo somos estúpidos. Dejó el ordenador en la cama sin hacer, y se vistió lentamente, dándose cuenta de que no le dolía la herida, sólo le molestaba. Cogió su mochila, se despidió de su familia en la cocina, ya que estaban desayunando, salió a la calle y se dispuso a hacer frente a otra jornada de trabajo.

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-  Diana, estás en tu mundo - le reprochó Ruth a su hermana -. Te estoy hablando y no me haces ni caso.
Con los brazos cruzados y el ceño fruncido, una Ruth enfurruñada reñía a Diana desde el asiento del copiloto.
Diana sacudió la cabeza, y se miró el brazo. Podía maniobrar sin problemas con el coche, pero le costaba cambiar la marcha. Se había quitado la escayola con unas tijeras y se había puesto una venda rígida y firme, pero más blanda que el yeso. No estiraba del todo el brazo por miedo a hacerse daño, pero lo manejaba sin dificultad. Se volvió un momento hacia Ruth.
-  Perdona, ¿qué me habías dicho?
Ruth gruñó.
-  Decía que no quiero ver a mamá. Me cruzará la cara otra vez.
-  Te lo mereces.
-  ¿Que me lo merezco? - atónita, Ruth ya no parecía tan enfadada como antes - ¿Por qué?
-  Por escaparte, por pasar una noche fuera de casa y por no ir al colegio. ¿Te parece poco?
-  Instituto - corrigió Ruth -. Ya tengo catorce años. Voy al instituto, no al colegio.
-  Pues no lo parece - Diana gimió -. Ruth, eres más cabezota que mamá. ¿De dónde has cogido ese mal genio?
Ruth no contestó. Sabía de quién había heredado aquella tozudez, pero no quería decirlo. Diana también lo sabía. Calló. El coche quedó en silencio.
Pasó junto a un paso de peatones, en el que el semáforo se había puesto rojo. Paró, y otro coche, un todoterreno negro que Diana conocía muy bien, paró junto a ella, a su izquierda. Con el corazón latiéndole con fuerza, divisó unos profundos ojos verdes que le sonreían con malicia detrás de la ventanilla del copiloto. Se estremeció y apartó la vista. El miedo le atenazaba la garganta y no pudo pronunciar ninguna palabra. Miró hacia Ruth. Miraba destraídamente por su ventanilla. Era mejor así. Volvió a mirar el semáforo y se dio cuenta de que estaba en amarillo. Giró la cabeza. Ahí seguían los penetrantes ojos verdes que la observaban con interés. El semáforo se puso verde y Diana arrancó con tal ímpetu que Ruth se echó hacia atrás en su asiento, sorprendida.
-  ¿Qué pasa, qué pasa, Diana? - preguntó, asustada por la velocidad que llevaba el vehículo de su hermana.
-  ¡Tengo prisa! - le gritó. Se arrepintió enseguida -. Perdona, esque había una persona que no me gustó nada.
Ruth la miró, pero Diana evitó sus ojos volviendo la cabeza y clavando la mirada en el paisaje que se adivinaba tras el parabrisas.

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